Los 7 Rostros de Dios

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En cada monte de la cultura hay un aspecto de Dios, o rostro de Dios, que está siendo restaurado a la sociedad. De la misma manera que cada uno de nosotros es más que un hombre o una mujer, tenemos muchos “rostros” como madre o padre, hija o hijo, médico o enfermera, maestro o policía, etc. Quienes somos potencialmente podríamos ser experimentado de diversas formas. De la misma manera, Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo, pero quién es Él para nosotros y para nosotros se puede experimentar de innumerables formas.

Dios como Comunicador

Dios ama con sus palabras y con la forma en que se comunica. Cuando miramos quién es Dios como comunicador, vemos que todo lo que Él se trata tiene que ver con buenas noticias y buenos informes presentados en el contexto de una conversación edificante, restauradora, redentora y relacional que tiene sus raíces en la esperanza, incluso cuando los hechos pueden ser difícil de escuchar. Incluso cuando Dios corrige, siempre revela una salida y un final esperanzador. Cuando requiere arrepentimiento, lo contextualiza en la promesa de un buen resultado, ya sea en esta vida o para la eternidad. Toda la comunicación comenzó dentro del corazón de un Dios que se comunica.

Dios como Creador

Dios nos fue presentado por primera vez como Creador en el capítulo uno de Génesis y nunca ha dejado de ser el Creador. De hecho, ¡la creación misma nos muestra que Él es un creativo compulsivo! Si no podemos verlo de esta manera, nos será difícil llevar una reforma exitosa a el Monte del Artes y el Entretenimiento. Muchos piensan que nuestra misión principal en este Monte es llevar los valores y el mensaje de salvación a la pantalla grande, pero realmente no lo es. Esas son asignaciones para aquellos en el Monte de la Religión donde mostramos el rostro Redentor de Dios. Dios es alegremente creativo, y la manifestación de Su creatividad trae consigo el factor sorpresa del cielo a la tierra. Su creatividad siempre revela Su gloria y está destinada a tocar profundamente nuestras emociones.

Dios como Rey

Cuando conocemos a Dios como Rey, nos convencemos de Su poder y autoridad absolutos. Él es el Gobernante del cielo y la tierra y tiene toda la autoridad. Después de la cruz, Jesús proclamó con valentía en Mateo 28:18: "Mía es toda autoridad en el cielo Y en la Tierra". Perdió temporalmente la autoridad legal en la tierra por medio del pecado de Adán, pero recuperó lo que se había perdido mediante el sacrificio de la sangre perfecta y sin pecado de Jesucristo.

Dios como Proveedor

Mamón es derrocado cuando la mentira detrás de Mamón es derrocada por la verdad de quién es Dios como Proveedor. Al mirar este aspecto de Dios, vemos otro hermoso rostro de la divinidad. Recordamos que uno de Sus nombres principales es Jehová-Jireh, el Dios que es la provisión misma. Desde el Génesis hasta el Apocalipsis se nos muestra un Dios Proveedor que se deleita en dar generosamente. Compartió con Adán y Eva la abundancia de árboles frutales que les había proporcionado. Prometió y le dio a Abraham abundancia de riquezas. Atrajo a los hijos de Israel a su Tierra Prometida diciéndoles de la abundancia de todo lo bueno que encontrarían allí. A lo largo del Antiguo Testamento, los que lo amaban y confiaban en Él se encontraban desbordados en abundancia de provisión.

Dios como Redentor

Un redentor es aquel que obtiene la posesión mediante pago o rescate. Es el pago por un prisionero. Todos venimos del corazón de Dios antes de que Él nos pusiera en la tierra, pero nacemos perdidos y necesitamos ser rescatados. Todos hemos pecado, y es el pecado lo que nos separa del privilegio de vivir eternamente con Dios. Dios el Redentor, en Su maravillosa misericordia, vino en la persona de Jesucristo. Dios amó tanto al mundo que dio a Su único Hijo como regalo de justicia a "todo el que quiera". Por el gozo puesto delante de Él, soportó la cruz y fue sacrificado voluntariamente. Es en Jesús donde vemos el reflejo perfecto de este rostro de Dios como Redentor. Este es el amor más grande posible que la Deidad podría revelarnos. Nadie tiene mayor amor que dar su vida por otro.

Dios como Maestro

Habacuc 2:14 nos dice que el final del juego es "el conocimiento de la gloria de Dios que cubre la tierra". Si el final del juego es el verdadero conocimiento de Dios, entonces todo el proceso es una educación progresiva. Cuando miramos el rostro de Dios como Maestro, vemos a un Dios que se preocupa más por nosotros que por lo que está tratando de enseñarnos. En nuestros sistemas escolares, generalmente se nos hace sentir que la instrucción es en realidad más importante que nosotros. Se adopta un enfoque único para todos y si no hacemos esa conexión, nos suspenden. Somos solo un número más y aprendemos a ceder al sistema o se nos considera fallas.

Dios como Papá

Cuando miramos el rostro de Dios como papá, vemos otra hebra del amor de Dios. Satanás siempre viene a matar, robar y destruir familias distorsionando nuestra perspectiva de Dios a través de experiencias negativas con nuestros padres terrenales, especialmente con nuestros padres. Nuestro Padre Celestial siempre viene a sanar, proteger y liberar. Cuando lo encontramos como Papá, experimentamos Su corazón de aceptación, lo que nos da el sentido de pertenencia que todos deberíamos tener. Cuando elegimos reconocerlo como nuestro Padre, somos adoptados en la familia de Dios.

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